Los reactivos disponibles en el laboratorio se encuentran, por lo general, en forma de sólidos o en soluciones comerciales muy concentradas. Con cierta frecuencia, es necesario preparar soluciones menos concentradas, a partir de estos materiales, para loa cual debemos diluirlas. Al diluir el volumen del solvente, aumenta el de la solución, mientras que el número total de moles o de moléculas del soluto permanece igual. Esto significa, que el número de moles o de moléculas del soluto al principio y al final, es el mismo. Lo más común es que las concentraciones de las sustancias se encuentren expresadas como molaridad. Si partimos de una solución inicial n
1=M
1 * V
1, para obtener una segunda solución n
2=M
2 *V
2, debe cumplirse que el numero incita de moles sea igual al numero final de moles (n
1 = n
2).De ahí deducimos que M
1 * V
1 = M
2 * V
2.Esta expresión es la clave para determinar el volumen final, V
2, o la concentración final, M
2, según sea el caso.
Cuando la concentración de la solución se expresa como normalidad, podemos basarnos en una generalización de la expresión anterior.
PrOpIeDaDeS cOlIgAtIvAs De LaS SoLuCiOnEs